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lunes, 25 de octubre de 2010

BOCANADA (LAS MUJERES HERMOSAS)

Música de fondo, para verlas hay que sentirlas. Con música su ritmo se enciende, sensual y sutil, se desprende de un día lento como éste. Domingo suave de primavera, se filtra a través de ellas, llena su escencia de gracia, perfume de jazmín y cenizas, que son mi inspiración. Un bajo acompaña naturalmente el ambiente del cuarto a media luz. Una luz de ocaso extrañamente azulado. Se cuela en la escena a traves del ventanal, y las rejas, dividen a la desolacion ajena que escucharon tantas madrugadas el eco lejano de sus tacos, reteniendo miles de momentos. Uñas pintadas y bocas rojas, polleras cortas y caderas de ensueño. Un cigarrillo en sus bocas, humo y brillo en el aire de ayer. Risas, besos olvidables y champagne en la noche. Estrellas errantes. Día santo y las colillas manchadas de carmín se amontonan en el cenicero, hoy respiro su humo y se siente tan puro como la brisa de verano. Inundan mis pulmones de su dulce tóxina, su charme, su escencia. Las mujeres hermosas fuman y se cruzan de piernas. No dicen nada y hablan con la mirada. Los ojos oscuros, corazón de cianuro, estas muñecas no tienen dueño. Entro en su intimidad diaria, y ni un solo día me parecen menos hermosas. Noches, días, de madrugada, y su gracia sigue intacta. Cuando quiebra el silencio del cuarto, su risa rompe la atmosfera silenciosa y muestran esas bocas rojas y no puedo sino, notar aún mas esos labios que dejan salir el humo a bocanadas y el sonido metálico de sus pulmones. Las mujeres de verdad, son hermosas hasta cuando no quieren serlo. Y es esta indiferencia lo que resume su innata sensualidad. Tanta chica sin nada y ellas con todo. Dan lumbre y encienden otro Virginia. Vuelven a empezar. Respiro hondo y las siento, acortan su vida con cada bocanada, no importa, por suerte su belleza no durara cien años.